domingo, 29 de septiembre de 2013

Secreto de Fátima.


Otra reconstrucción todavía ha salido a luz acerca de la tercer parte del Secreto de Fátima revelada por la Madre de Dios a la Hermana Lucía en Julio de 1917. La Santísima Virgen deseó que se hiciera público en 1960 a más tardar, pero los pérfidos hombres de Iglesia que controlan Roma pretendieron que Ella meramente permitió que él sea publicado desde 1960 en adelante, y así ha estado encerrado bajo llave desde entonces. Por indicios de su contenido revelados por los pocos hombres de Iglesia que han podido leerlo, varios intentos se han realizado para reconstruirlo. Este último de esos intentos tiene mucho a su favor. Aquí está su historia.
El Cardenal Ottaviani (1890-1979) fue un hombre de Iglesia de alto rango bajo los Papas Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI, y principal protector de la Fe desde 1959 hasta 1968. Habiéndosele dado a leer el Secreto, pero atado por el secreto, encontró una manera de hacerlo público sin revelarlo. Agregando material para hacer que el Secreto original fuera dos o tres veces más largo, permitió que esta versión alargada fuera publicada, notablemente en la revista alemana llamada Neues Europa. Pero las autoridades del Vaticano pudieron fácilmente desecharla como una falsificación, tal como ahora es considerada, porque era sabido que el Secreto original es solamente de 25 líneas manuscritas.
Sin embargo, el Cardenal tenía un amigo, Don Luigi Villa (1918-2012), un valiente sacerdote y defensor de la verdadera Iglesia especialmente contra la Masonería. En algún momento, el Cardenal le reveló al Padre Villa exactamente cuáles eran las partes de la versión alargada que provenían del Secreto original y Don Villa, a su vez, le dijo lo mismo a su fiel colaborador laico, el Dr. Franco Adessa, quien ha puesto justo ahora la misma información en el periódico italiano, Chiesa Viva #462, Julio-Agosto, 2013. Aquí entonces sería el original del “Tercer Secreto”:--

“Un gran castigo caerá sobre la totalidad de la humanidad ni hoy ni mañana, sino en la segunda mitad del siglo 20. En ningún lugar del mundo hay orden y Satanás gobierna en los puestos más elevados determinando el curso de los acontecimientos. El, incluso, se las ingeniará para su escalada hasta la cima de la Iglesia. Para la Iglesia también vendrá el tiempo de sus mayores juicios. Cardenales se opondrán a Cardenales, Obispos se opondrán a Obispos. Satanás marchará en su seno y en Roma habrá cambios. Lo que está podrido caerá, lo que caerá no se levantará de nuevo. La Iglesia será oscurecida y el mundo sumergido en terror. Una gran guerra se desatará en la segunda mitad del siglo 20. Fuego y humo caerán del Cielo, las aguas de los océanos se transformarán en vapor, la espuma del mar se levantará sumergiendo e inundando todo. Millones y millones de hombres morirán de una hora a la siguiente, mientras que aquellos que sobrevivan envidiarán a los muertos. La muerte estará por todos lados a causa de los errores cometidos por los dementes y secuaces de Satanás, quien entonces y sólo entonces gobernará sobre el mundo. Finalmente mientras aquellos que sobrevivan estos acontecimientos estén todavía vivos, ellos proclamarán una vez más a Dios y a la gloria de Dios y ellos le servirán a Él como los hombres acostumbraban a hacerlo cuando el mundo no había todavía devenido tan perverso”.

El Padre Nicolás Gruner, un experto sobre Fátima, piensa que esta versión del Secreto puede ser incompleta, faltándole mención al Apocalipsis y a acciones recomendadas. Uno también puede objetar que la segunda mitad del siglo 20 vino y se fue sin Guerra Mundial. Pero, ¿no es que los dementes han estado provocando guerra en el Medio Oriente continuamente desde bien antes del 2000 hasta hoy en día? Y, vale la pena notar que cada frase en esta versión del Secreto está realmente en la versión de Neues Europa (accesible en el Internet) en medio de material extraído o imitado de otras fuentes piadosas.
De cualquier manera, pueda Dios verdaderamente tener piedad de todos nosotros, y recemos el Rosario sin cesar.

Kyrie eleison.


Mons. Richard Williamson, “Comentarios Eleison” N° 324, 28 de Septiembre de 2013.