sábado, 3 de agosto de 2013

El que recibe a los que hacen profesión de mala doctrina se hace cómplice de ella.


“Mirad por vosotros mismos, a fin de que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis colmado galardón.
Cf. I Cor. 3, 15.
Todo el que va más adelante y no permanece en la enseñanza de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la doctrina, ése tiene al Padre, y también al Hijo.
“El atenerse con fe viva a la enseñanza que Cristo predicó y confió a sus apóstoles (Juan 7,16, 18,19; cf. 8,31; I Juan 2, 22, 23) implica la incorporación a Cristo y al Padre. El herético, al contrario, es el que quiere ir más adelante; probablemente el gnóstico [en nuestros días el modernista. Nota Syllabus] que se separa de esa fe tradicional so pretexto de elevarse a una ciencia más sublime (Bonsirven) o “de una gnosis privilegiada” (Pirot). Comentario de Mons. Straubinger.
Si viene alguno a vosotros, y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, ni le saludéis.
Esta doctrina: la recibida de Cristo (v.6) sin las desviaciones que señaló en los vv. 7 y 9. Tal conducta, según aquí se nos enseña, no es falta de caridad sino de prudencia (v.8) y respeto por la fe. El que recibe a los que hacen profesión de mala doctrina se hace cómplice de ella (v. 11). Cf. I Cor. 5, 9; Ef. 5, 10 ss.; II Tes. 3,6 y 14, Tito 3, 10. Comentario de Mons. Straubinger.
Porque quien le saluda participa en sus malas obras.”

Segunda carta del apóstol San Juan, 8-11.


“Os he escrito en una carta:

No tratéis con los deshonestos. Claro está que no entiendo decir con los deshonestos de este mundo, o con los avarientos, o con los que viven de rapiña, o con los idólatras; de otra suerte sería menester que os salieseis de este mundo.

Mas ahora os he escrito que no tratéis con aquel que es del número de vuestros hermanos y, sin embargo, es deshonesto, o avariento, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o vive de rapiña; con este tal ni toméis bocado.
Los que son sólo cristianos de nombre, perjudican a la Iglesia más que los paganos. Por lo tanto no debemos tener trato con ellos [en nuestros días, particularmente con los liberales que con insidia o estulticia disuelven la justa y necesaria resistencia a todo acuerdo con los herejes, apóstatas y cismáticos de Roma, aun a riesgo de vernos tildados de “cismáticos”, “sedevacantistas” o cosas similares. Nota Syllabus].Véase las severas normas dadas en Col. 3, 14; II Tes. 3, 6  y 14; II Juan 10. Comentario de Mons. Straubinger.
Pues, ¿cómo podría yo meterme a juzgar a los que están fuera? ¿No son acaso los de dentro aquellos a quienes tenéis derecho de juzgar?
Gran lección de humildad colectiva, para que no queramos ver siempre el mal fuera de nuestra comunidad. Véase Lam. 3, 42 y nota. Apartad a ese mal hombre, etc.: es una cita de Deut. 13, 5. Nótese que no es el caso de la cizaña, la cual no debe arrancarse hasta la siega (Mat. 13, 29 s.) la cizaña está en el campo del mundo (Mat. 13, 38), mientras que S. pablo habla aquí de los que se dicen discípulos de Cristo. En el v. 10 nos dice claramente que no se trata de los del mundo, sino que su severidad se refiere a los nuestros [si San pablo mostraba tal severidad, ¿qué decir hoy que el mundo ha ingresado a la Iglesia y a imitación de la cizaña sus pastores hacen todo lo posible para destruirla? Nuevamente nos confirma en que lo único que nos compete es no tener trato con ellos. Nota Syllabus]. Cfr. I Tim. 5, 20. Comentario de Mons. Straubinger.
A los de afuera Dios los juzgará. Apartad a ese mal hombre de vuestra compañía”.

Primera carta de San Pablo a los Corintios. 5, 9-13


“Pero cuestiones necias, y genealogías, y contiendas, y debates sobre la Ley, evítalas, porque son inútiles y vanas.

Huye del hombre hereje, después de haberle corregido una y dos veces, sabiendo que quien es de esta ralea, está pervertido y es delincuente. Se condena por su propia conciencia”.
Sapientísima norma para el apostolado. Son los sordos que no quieren oír, tantas veces calificados por Jesús. Véase 2, 8 y nota. Comentario de Mons. Straubinger.

Carta de San pablo de Tito. 3, 9-11.


“Tu palabra sea sana e irreprensible, para que quien es contrario se confunda, no teniendo mal ninguno que decir de nosotros”.
(…) No se trata, pues, en manera alguna, de que busquemos hundir al adversario en la derrota humillante, faltando a la caridad para con él y moviéndolo al odio más que a la contrición, sino como decía Ozanam, de hacerle amable esa religión cuya verdad queremos demostrar, puesto que el apostolado no es una cuestión de dialéctica a lo humano (Cfr. I Cor. 2, 5, Col. 2, 8) sino de espíritu, es decir, de rectitud interior (3, 10s., y nota; Juan 3, 19, 7, 17 y nota) para recibir la semilla que es la Palabra de Dios. Véase Mat. 13, 19 y nota. Comentario de Mons. Straubinger.

Carta de San Pablo a Tito. 2, 8.


“Guardaos de los falsos profetas, los cuales vienen a vosotros disfrazados de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces.
Jesús, como buen Pastor (Juan 10. 1-29), nos previene aquí bondadosamente contra los lobos robadores, cuya peligrosidad estriba principalmente en que no se presentan como antirreligiosos, sino al contrario “con piel de oveja” [e incluso, con “olor a oveja”. Nota Syllabus], es decir “con apariencia de piedad” (II Tim. 3, 5) y disfrazados de servidores de Cristo (II Cor. 11, 12 ss.) [También de servidores de la Tradición. Nota Syllabus]. Cf. Luc. 6, 26; 20, 45; Jn. 5, 43; 7, 18; 21, 15; Hech. 20, 29; I Juan 2, 19; Rom. 15, 17 s., etc. Para ello nos habilita a fin de reconocerlos, pues sin ello no podríamos aprovechar de su advertencia. Cf. Juan 7, 17; 10, 4, 8 y 14. Comentario de Mons. Straubinger.
Los conoceréis por sus frutos”.

Evangelio según San Mateo. 7. 15-16.


“Surgirán numerosos falsos profetas, que arrastrarán a muchos al error”.

Evangelio según San Mateo. 24, 11.


“Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán cosas estupendas y prodigios, hasta el punto de desviar, si fuera posible, aún a los elegidos”.
Los elegidos se librarán del engaño porque al justo se le dará por defensa un juicio seguro (Sab. 5, 19). Cf. II Tes. 2, 10 ss. y nota. Comentario de Mons. Straubinger.

Evangelio según San Mateo. 24, 24.


“Y os ruego, hermanos, que os rescatéis de aquellos, que causan entre vosotros disensiones y escándalos, contra la doctrina que vosotros habéis aprendido. Evitad su compañía. Pues los tales no sirven a Cristo Señor nuestro”.

Carta de San Pablo a los Romanos. 16. 17-18


“Pero aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo, os predique un Evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea maldito. Os lo he dicho, y os lo repito: Cualquiera que os anuncie un Evangelio diferente del que habéis recibido, sea maldito.”
El Evangelio no debe ser acomodado al siglo so pretexto de adaptación. La verdad no es condescendiente sino intransigente. El mismo Señor nos previene contra los falsos Cristos (Mat. 24, 24), los lobos con piel de oveja (Mat. 15), etc., y también San Pablo contra los falsos apóstoles de Cristo (II Cor. 11, 13) y los falsos doctores con apariencia de piedad (II Tim. 3, 1-5). Es de admirar la libertad de espíritu que el Apóstol nos impone al decirnos que ni un ángel [ni tampoco un Papa, Cardenal, Obispo o Superior General. Nota Syllabus] debería movernos de la fe que él enseñó a cada uno con sus palabras inspiradas. Véase II Cor. 11, 14, 13, 5 y nota. Cfr. 2, 4 ss. Comentario de Mons. Straubinger.

Carta de San Pablo a los Gálatas 1, 9.


“Hablar impropiamente es el origen de las herejías. Por eso, con los herejes no debemos tener ni siquiera en común el lenguaje, para no favorecer sus errores”.

San Jerónimo


“Huid de los herejes, ellos son los sucesores del diablo que logró seducir a la primera mujer”.

San Ignacio de Antioquía


“¡Huid de todos los herejes!”.

San Irineo


“¡Huid del veneno de los herejes!”.

San Antonio del desierto


“¡No te sientes con los herejes!”.

San Efrén.


“He sabido que no sólo os entristece mi exilio, sino sobre todo el hecho de que los otros, es decir los arrianos, se han apoderado de los templos por la violencia y entre tanto vosotros habéis sido expulsados de esos lugares. Ellos, entonces, poseen los templos. Vosotros, en cambio, la tradición de la Fe apostólica. Ellos, consolidados en esos lugares, están en realidad al margen de la verdadera Fe, en cambio vosotros, que estáis excluidos de los templos, permanecéis dentro de esa Fe. Confrontemos pues qué cosa sea más importante, el templo o la Fe, y resultará evidente desde luego, que es más importante la verdadera Fe”.

San Atanasio


“El Apóstol ordena esta intransigencia a todas las generaciones: siempre habrá que anatemizar a aquéllos que tienen una doctrina contraria a la recibida”.

San Vicente de Lerins


“Los enemigos declarados de Dios y de la Iglesia deben ser censurados y sancionados con toda la fuerza posible. La caridad obliga a gritar por el lobo, cuando un lobo se desliza en medio del rebaño e incluso en cualquier lugar donde se encuentre”.

San Francisco de Sales


“Uno de los medios de conservar la fe, una de las primeras marcas de unidad, es la huida de los herejes”.

Dom Guéranger


“Suponiendo que Roma nos llamara, que quisiera recibirnos, volver a hablar, entonces soy yo quien pondría las condiciones. Ya no aceptaría encontrarme en la situación en que nos ha dejado los coloquios. Eso ya terminó. Yo colocaría la cuestión en el plano doctrinal. “¿Están de acuerdo con las grandes encíclicas de todos los Papas que les han precedido? (…) Si no aceptan la doctrina de sus predecesores, entonces es inútil hablar. Mientras no acepten una reforma del Concilio teniendo en cuenta la doctrina de estos Papas que les han precedido, no hay diálogo posible. Es inútil. Las posturas serían más claras”.

Monseñor Lefebvre. Fideliter n°66, nov-dic de 1988.


Visto en Syllabus 03-08-2013.